martes, 12 de abril de 2011

El "género raza"

Inquietudes impropias de un simple botones;

¿Cómo entendemos las diferencias de género, raza y clase? En general se tiende a atribuir estas diferencias al nivel de la naturaleza. Sin embargo ¿cabría pensar que nuestra concepción de diferencias, tanto de raza como de género o clase, como producto de la propia naturaleza, son a su vez producto de nuestra socialización y nuestra cultura? Debemos poner en cuestión el hecho de que las relaciones desiguales de género son producto biológico, lo que se llama “el hecho natural”. El planteamiento del género como desigualdades entre hombre y mujer por todos conocidos nos va a dirigir hacia otras diferencias o productos de desigualdad tales como la raza y la clase.
Conceptualmente es muy complicado establecer diferencias entre género y sexo sin embargo de la mano de Judith Shapiro obtenemos que sexo lo “utilizaremos” cuando queramos referirnos a las diferencias biológicas entre hombre y mujer; y género cuando queramos referirnos a las diferencias culturales, sociales y psicológicas que se imponen a las diferencias biológicas; y estas diferencias de género no se pueden generalizar puesto que varían de una cultura a otra, de una sociedad a otra.
Si nos basamos en los rasgos fenotípicos que constituían una representación genotípica diferenciadora mínima, pero que realmente constituyen diferencias reales y sociales muy palpables; puesto que genotípicamente el que una mujer/hombre sea negr@ o blanc@ constituye una diferencia mínima a éste nivel, por lo que podríamos hablar de que ésta diferenciación es un producto a un nivel socio-cultural, por el cual se fue introduciendo la diferenciación por el género: “raza”, que posteriormente, en el caso del nazismo se sustituiría por el de “grupo étnico” con respecto a los judíos. Éste concepto de grupo étnico lo podríamos definir como un grupo discreto con una serie de rasgos culturales distintos del grosso de la población y ejemplos de éste tipo de grupos podrían ser los judíos o los gitanos que poseen una serie de rasgos culturales y sociales diferenciadores del resto de la población o sociedades en las que se establecen. La sustitución del término “raza” por el de “etnicidad” tuvo como consecuencia la minimización del fenómeno del racismo realmente existente, por el simple cambio léxico. Por otro lado se relegaba el término de raza a la naturaleza, y el término de etnicidad a diferenciaciones culturales.

Es muy interesante analizar lo conveniente de utilizar los términos de etnicidad para encubrir sucesos reales de racismo; así apoyando la teoría de que se produce rechazo en ciertas sociedades a inmigrantes puesto que su cultura y tradiciones son distintas del país de acogida, es una manera de encubrir casos reales de xenofobia; no nos equivoquemos las diferencias sociales son reales pero el rechazo, la desconfianza hacia otras culturas no es más que un símbolo de xenofobia, y el hablar de diferencias étnicas no es más que una manera de llevar el discurso hacia lo políticamente correcto, es una manera de evitar las palabras prohibidas de RACISMO hacia lo ajeno. Sin embargo, mientras que las discriminaciones racistas se basan en un hecho natural ideológicamente construido, en un mito social más que en un hecho biológico (el de las razas), las jerarquías de género, parece que pueden basarse en un hecho natural realmente existente, el dimorfismo sexual (la diferencia en el aparato sexual para los de la LOGSE); he aquí el problema, no se trata de un problema únicamente socialmente construido sino que éste se basa realmente en diferencias biológicas.
El rasgo decisivo de la sociedad de clases es la tendencia a “naturalizar” la desigualdad social; esta naturalización, en efecto, constituye un procedimiento ideológico crucial para superar las contradicciones propias de la sociedad de clases, y es en épocas de polarización y conflictos políticos cuando se neutralizan dichos conflicto atribuyendo la “culpa” de su inferioridad a las propias víctimas.
Como vemos se tiende a naturalizar la problemática de las diferencias mediante la naturalización de dichos problemas, de esta manera las diferencias de género alcanzan otro nivel, puesto que añadimos un factor más, el de la raza o etnia. El grave problema en épocas anteriores en cuanto al feminismo, consistía en que el primer feminismo estaba focalizado hacia la mujer, entendida ésta como la “mujer blanca”, adquiriendo las diferencias de género un nuevo matiz segregador, donde existía una discriminación negativa hacia las razas distintas a la raza “aria”. Esto por supuesto en nuestros días ha cambiado, pero a principios y mediados del siglo XX  no era de la misma manera.

El tema de la raza y el género lo vemos muy bien representado en la película de Ousmane Sembene (“La noire de…” 1966); en la cual retrata perfectamente la diferenciación entre la mujer europea y la mujer africana, existiendo una diferenciación entre la mujer blanca y la mujer negra; la cual es tratada con muchísima inferioridad,  llegando a dársele el adjetivo de animal. En mi opinión se trata de una época durante la cual la mujer tiene un papel minoritario y oprimido. En dicha película se retrata una familia en la que la mujer se ocupa de todas las tareas del hogar, se representa al hombre como una persona que no hace nada más que dormir y hacer caso omiso de los problemas, sin embargo es aquel que maneja el dinero de la casa. Se podría hablar del siguiente orden en el sistema de poder: el hombre está por encima de la mujer, y posteriormente la mujer blanca está por encima de la mujer negra, y por lo tanto el hombre por encima de las dos anteriores. Encontramos una desigualdad de género, sí, pero conviene añadir una desigualdad racial.
En lo más básico, en las relaciones sociales, entendiéndolas como relaciones entre diferentes culturas, géneros, razas, etc… debemos alcanzar a ver que de lo que hablamos es de personas, de habitantes del mundo y que todos pertenecemos a la misma raza, la raza humana; más allá de todo género, cultura o color de la piel.

El botones Nakkarino

1 comentario:

  1. Cierto que la idea de ser politicamente correcto, aun sin pretenderlo, lleva a usar las diferencias naturales, culturales y sociales como escudo de las ideas propias. Quien no ha oido eso de "no es que lo diga yo, es que es una cultura distinta" o equivalente. Tranqui colega, no soy yo, la sociedad es la culpable de haberme hecho gilipollas.

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